28.2.12

Volando tan alto como la cordura me lo permite, me hundo en mis más profundas pesadillas, intentando encontrarte, y si no a vos, a tu perfume, que se que se estaciono en algún lugar de mi memoria... 
Solo encuentro negruras, oscuridades sin fin, y montones de espinas de rosas, no dejándome olerlas en paz, sino siempre, pinchando mi piel con sus dolores. 
Y veo el sol apagarse, con un susurro tuyo, con una bella y atroz palabra. Dulce y amarga, como nuestra sangre, que se pudre en el camino, dejando seres indecisos, cuando solo necesitamos seguridad.
Y ella te acaricia, en un espasmo de bienestar inconcluso; ella te besa, en un tormentoso adiós eterno, mirando con ojos ciegos, la llegada del ocaso. 
Me vuelvo psicópata, por solo perseguir tu rastro, mi valiente caballero marchito, mi brillante espejo de narcóticos patológicos...  

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