19.5.12

Rodó por el callejón sin salida, perdiendo sus valores por ahí, robándose mentiras y verdades, ajusticiando con toda su falta de justicia.
Sus pupilas crecían con el correr de las horas, acrecentando incansablemente el temblor de sus manos, cual hojas de otoño en medio del viento sur.
Y en el medio de aquella vieja canción, se dio cuenta de que ya nada tenía sentido, que todo se había esfumado como la neblina al salir el sol.
La soledad invadió sus poros, y quemó su sangre como ácido, llenando toda cavidad posible en su cuerpo, creando una orgía de sentires en su cerebro, alocado por la cocaína.
Y atormentado en esa revolución, descubrió su potencial enemigo, EL MISMO, volviéndose un solitario lobo de ciudad, sin instinto ni olfato, sin un solo modo de sobrevivir en esa selva alocada y enloquecedora.
Su autodesterró de una sociedad que podría haber borrado sus miedos y prejuicios, en un solo soplo de dignidad, en un solo "la" de canción, en solo un roce de pieles ardiente, o labios enfebrecidos.
Sólo supo cerrar los ojos, para jamás volver a despertar, para alejarse de esa eterna noche que invadió por tantos milenios sus pupilas...
Aveces me despierto sin saber quien soy o que soy, parada en un esqueleto insulso que descansa dentro mio, imposibilitandome el diferenciar mi pesadilla de tu sueño, mi sueño de tu realidad. 
Otras mañanas soy el bosquejo de una idea que ningún soñador supo expresar. 
Pero algunas otras, me levanto con tu perfume, y tus suaves manos rodeando mi abdomen, y simplemente, me doy cuenta que ese es mi hogar,mi castillo con mi propio príncipe azul dentro, mi reino de absoluta paz, y ahí, SE QUIEN SOY
  Mil noches jugando al amor, rodando por el callejón, con los ojos en blanco y negro, y una astilla en el corazón.
  Pies cansados de tanto andas en calles de lodo y azafrán y miles de lagrimas derramadas por amores baratos. 
  Un instante de paz que valga todo y nada, un momento de calma en esa eterna tempestad, inocua e intoxicante.
  La mano que te salve, el sueño que te sueñe, el amor que te ame y la libertad que te atrape.
  Como mosca volviste a caer en la trampa, agonizando otra vez, llorando miseria sin nadie que crea tus penas, ni nadie que llore a tu lado.
  Volviste a mentir, volviste a traicionar, volviste (siempre) a perder, por tu propia decisión, por tu propia voluntad... volviste a rodar en el chiquero que te autocreas, para ser eso, siempre el cerdo (que es más fácil!)
  Y volviste a engatusar, volviste a herir y traicionar... Pero esta vez te quedaste con tu locura, y, esta vez, perdiste vos.