La Barca pasó y el río quedó, al fin, quieto..

Corriendo al ritmo del sol, con latidos de luna, mis pasos se pierden, orientándose a tu locura, que vende versos de amor y adicción en partes iguales, obnubilando con blancos resplandores, esnifandome el cerebro.
Volves la primavera invierno, con un helado susurrar destruis todo, menos las flores con espinas.  
Desbordas de mentiras-verdades en una noche de luna llena, vertiendo promesas cual rubíes, brillantes como la sangre.
Revolucionando mi armonía escapaste, dejando desorden y paranoia a tu paso con un hermoso infierno tambaleante...