19.5.12

Rodó por el callejón sin salida, perdiendo sus valores por ahí, robándose mentiras y verdades, ajusticiando con toda su falta de justicia.
Sus pupilas crecían con el correr de las horas, acrecentando incansablemente el temblor de sus manos, cual hojas de otoño en medio del viento sur.
Y en el medio de aquella vieja canción, se dio cuenta de que ya nada tenía sentido, que todo se había esfumado como la neblina al salir el sol.
La soledad invadió sus poros, y quemó su sangre como ácido, llenando toda cavidad posible en su cuerpo, creando una orgía de sentires en su cerebro, alocado por la cocaína.
Y atormentado en esa revolución, descubrió su potencial enemigo, EL MISMO, volviéndose un solitario lobo de ciudad, sin instinto ni olfato, sin un solo modo de sobrevivir en esa selva alocada y enloquecedora.
Su autodesterró de una sociedad que podría haber borrado sus miedos y prejuicios, en un solo soplo de dignidad, en un solo "la" de canción, en solo un roce de pieles ardiente, o labios enfebrecidos.
Sólo supo cerrar los ojos, para jamás volver a despertar, para alejarse de esa eterna noche que invadió por tantos milenios sus pupilas...

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